Catalina Cuevas es una actriz chilena radicada en Francia desde el año 2019. Ha sido protagonista del largometraje francés Assemblage (estrenada el 29 mayo 2024) dirigida por Sofiene Mamdi es un cineasta franco-tunisino radicado en París.
Su cine tiende a explorar lo psicológico, lo experimental y lo íntimo: mezcla entre la tensión narrativa, la ambición formal (por ejemplo, un solo plano-secuencia), y personajes en crisis o momentos límite.
En una entrevista, Mamdi explicó que la idea de “Assemblage” le vino tras un viaje a Nueva York en noviembre de 2022 donde caminó por la ciudad, lo cual le inspiró. Catalina Cuevas era la imagen perfecta de esta inspiración neoyorkina.
: Catalina es una mujer auténtica, sencilla, talentosa, resiliente y soñadora. Su talento deja en alto al continente latinoamericano en París, su registro conecta con el séptimo arte transmitiendo emociones en sus espectadores.
Paris City Paper: ¿Qué recuerdos tienes de América Latina a lo largo de tu vida, puntualmente de Chile?
Catalina Cuevas: Nací en Iquique, Chile, en 1991. Iquique en los 90’ era zona Franca, lo que la hacía una ciudad muy internacional para esos tiempos en comparación al resto del país. Tuve la suerte de ir a un colegio internacional, en donde todo lo que se enseñaba era en inglés. Desde pequeña, los idiomas y la diversidad cultural era parte de mi entorno. Tenía compañeros que venían de países como India y Taiwán, y profesores Ingleses y de los Estados Unidos, que nos enseñaban un inglés nativo que hasta el día de hoy aprovecho y agradezco.
Mi padre, piloto de profesión, ejercía su oficio arriba del avión. Mi madre y yo fuimos las más beneficiadas, ya que nos encantaba viajar con él y acompañarlo cuando por trabajo debía quedarse algunas noches en Brasil o Argentina.
Siempre me gustaron las artes. El dibujo se convirtió en mi principal pasatiempos y gran pasión. Luego, gracias a presentaciones que debíamos hacer en el colegio, descubrí mi pasión por el teatro. El deseo de explorar en la actuación de manera más profunda siempre fue reprimido por mi y mi familia, porque que no era bien visto. No era un camino estable ni seguro.
A los 18 años comencé la carrera de agronomía. Era el único camino que me podía ofrecer una vida profesional alejada de las oficinas, dentro del abanico de carreras tradicionales entre las que podía elegir. Años después trabajé en el sur de Chile de una exportadora de bulbos de flores, siempre buscando la conexión con el extranjero.
Paris City Paper: ¿Por qué Francia?
Catalina Cuevas: Desde muy temprano, para mi era una obviedad probar suerte fuera de Chile. La apertura de mente, la riqueza de otras culturas, distintos estilos de vida, el uso de otros idiomas, sentir que el horizonte es infinito y que no hay límites. Eso y mucho más fue lo que me motivó a dejar Chile, y venir a Francia sabiendo apenas decir “Bonjour”. Llegué a París en Marzo del 2019. Llena de sueños, ambiciones, y muchas expectativas. Demasiadas.
Llegué a Francia con 27 años, pero solo me hice adulta alrededor de los 30 porque estando acá me hice consciente del tiempo y de la distancia, vi como mis padres envejecen, como mis sobrinas crecieron y nacían sin verme porque yo no estaba. Cuando me vine no era consciente de lo que necesitaba.
En Francia me hice consciente del tiempo, de la distancia, y responsable de mis propios problemas. Sin red de apoyo, sin dominar un idioma tan complejo como el francés. Con el miedo constante de no entender lo que la gente quiere decirme, y el temor de cometer errores a la hora de hacer trámites. Me enfrenté por primera vez al racismo, y entendí que ser extranjera puede ser visto como algo negativo.
Paris City Paper: ¿Por qué racismo?
Catalina Cuevas: pasaban cosas sutiles y yo cuando llegue tenia una idea muy diferente de que ser extranjero era atractivo, porque eso era lo que generaba en mí desde siempre, ahora yo era la extranjera, si muchas malas caras, ir al supermercado y que las personas no te entiendan, te miren mal, yo le atribuía el “racismo” a muchos malos tratos que yo viví, no se si era racista pero lo sentí como una herida.
Recuerdo que cuando era pequeña y conocía personas que venían de otro país, me causaba una tremenda curiosidad: Un acento distinto, una historia de vida poco convencional, un aspecto que resalta en la homogeneidad de los rasgos propios de cada zona geográfica.
Un bouquet de factores que siempre me resultaron tremendamente atractivos. A los pocos días de haber llegado a París, me di cuenta de que no solo era una extranjera más, si no de que el resto asumía cosas de una vez me asignaban la categoría de latina: Proveniente de un continente subdesarrollado, pobre y con poca educación.
Paris City Paper: ¿Cuál fue el mayor desafío cuando llegaste a Francia?
Catalina Cuevas: Que venía a Europa a buscar una oportunidad de un mejor vivir ya que no tenía nada que perder. Muy por el contrario: Tuve que dejar mucho atrás para poder instalarme en Francia, y mi calidad de vida estuvo muy lejos de mejorar.
El poco manejo de la lengua no me permitía conseguir un trabajo acorde al nivel de estudios que tenía.
La única razón por la cual quise quedarme en Francia, fue la libertad que sentía de por fin, descubrir la actuación.
Fue en clases de teatro que aprendí a hablar francés, y donde trabajé mucho para mejorar mi pronunciación. Luego de un tiempo decidí probar suerte actuando en cine.
Tuve la suerte de poder trabajar en varios proyectos lindos, y hasta tuve un rol protagónico en la película Assemblage, dirigida por Sofiene Mamdi. Me sentía realizada, confiaba en mí y mis capacidades, en mi valentía. El rodaje fue un gran reto y me implico muchos sacrificios.
Mi pasión por el cine fue creciendo a pasos agigantados. Sin embargo, mi estabilidad económica era cada vez más incierta. La lejanía, la soledad y la falta de pertenencia me pasaron la cuenta. La valentía y el coraje que me caracterizaban, fueron poco a poco desapareciendo. La tristeza y la nostalgia se convirtieron en las protagonistas de mi vida, y me paralizaron.
Este punto de inflexión fue el que me hizo replantearme si esa era la vida que quería realmente. Sentía que ya no estaba creciendo, que estaba estancada y llena de miedo. Fue lo que me hizo tomar la decisión de retomar los estudios, y darle una segunda oportunidad a la agronomía. Necesitaba cambios, y nuevos desafíos. Necesitaba reencontrarme y recuperar mi esencia, lo que había perdido en mi proceso de adaptación en Francia.
Hoy, vivo en Bordeaux. Estoy cursando un Master of Science en producción y comercialización de vinos. Volver a la universidad ha sido tremendamente enriquecedor. Si bien los nuevos comienzos son complejos, estoy tremendamente agradecida de las oportunidades que he tenido, de los tropiezos de los que me he levantado, y de los seres queridos que hoy me acompañan y me apoyan, sin importar mis decisiones poco convencionales.
